MODESTIA AL VESTIR

Nuestros valores

Janua Caeli nace como respuesta a una necesidad concreta en estos tiempos: la de recuperar la modestia como virtud cristiana, entendida no como simple forma exterior, sino como consecuencia de una disposición profunda del alma. En estos años he visto a muchas mujeres que sienten en su corazón el llamado a vivir con mayor dignidad, decoro y belleza ordenada, pero que se enfrentan a un ambiente adverso o a la falta de espacios que fomenten y acompañen ese camino.


Queremos ser ese espacio. Una tienda, sí, pero también una espacio que fomente la virtud desde las enseñanzas de la Iglesia. Un medio de apostolado en lo cotidiano. Porque creemos que la forma en que vestimos comunica lo que hay en nuestro interior, refleja nuestras convicciones, y puede ser signo visible de una fe viva y coherente.


La modestia no es únicamente cuestión de telas y medidas; es una virtud que nace en el alma y se manifiesta en todos los aspectos de la vida, siendo una expresión del orden interior, de la templanza, de la pureza, de la sobriedad y de la prudencia. Es un gesto de caridad hacia el prójimo y de respeto hacia el cuerpo, templo del Espíritu Santo. Es también una forma de colaborar con la restauración de la belleza auténtica y ordenada, que eleva y no degrada, que inspira a la virtud y no al pecado.


Nuestro deseo es que cada prenda que ofrecemos ayude a recuperar esa dignidad femenina cristiana, que realce la delicadeza, la dulzura y la fortaleza propias de una hija de Dios, sin recurrir a modas pasajeras ni al desenfreno mundano.


Nos inspira y guía especialmente el Magisterio de la Iglesia y, de manera particular recordamos las enseñanzas de S.S. Pío XII, quien en su Discurso a los jóvenes de la Acción Católica del 22 de mayo de 1941 advertía y exhortaba sobre la importancia de la apariencia exterior como reflejo fiel del alma:


"¡Cuántas veces, queridas hijas, la apariencia exterior de una persona, su porte, su compostura, su vestido, son reflejo fiel de su alma! […] Una joven cristiana no olvida jamás que la modestia del mirar, del hablar, de actuar, la pureza del corazón, son las mejores garantías de su propio decoro y la salvaguarda más eficaz contra los peligros que acechan la virtud."


Estas palabras, tan vigentes hoy como entonces, nos recuerdan que no se trata de una cuestión superficial o de simple etiqueta social, sino de un acto de virtud y testimonio. Vestir con decoro, sobriedad y modestia no es reprimir, sino ordenar y elevar la belleza, poniéndola al servicio de Dios y del prójimo.


Desde Janua Caeli queremos invitar a todas las mujeres a redescubrir la alegría de vivir conforme a su dignidad cristiana, a abrazar la belleza ordenada, la dulzura serena, la ternura discreta y la fortaleza firme. Que se animen a expresar en su vestir lo que desean vivir en el alma: serenidad, sobriedad, respeto, fe y caridad.


Nuestra misión también se sostiene en el mensaje maternal de la Virgen Santísima en Fátima, en 1917, donde advirtió sobre los tiempos difíciles que vendrían, sobre la necesidad urgente de penitencia, oración y conversión, y también —detalle no menor— sobre las modas.


Sor Lucía, vidente de Fátima, transmitió que Nuestra Señora había dicho:


"Vendrán unas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor. Las personas que sirven a Dios no deben seguir las modas. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo."


Estas palabras, pronunciadas hace más de un siglo, se cumplen con crudeza en nuestros días. Las modas no son neutrales: pueden exaltar la virtud o incitar al pecado. Por eso, Janua Caeli busca ser una herramienta concreta para ayudar a vivir de manera coherente con nuestra fe, ofreciendo alternativas modestas, femeninas y dignas.


Conscientes de los tiempos difíciles que vivimos y de las palabras de Nuestra Señora en Fátima en 1917 —cuando advirtió sobre los peligros que amenazarían las almas y el mundo entero, y pidió la consagración al Inmaculado Corazón como refugio seguro y camino hacia Dios— consagramos este humilde apostolado a su Corazón Inmaculado, para que Ella lo guíe, lo custodie y lo haga instrumento de bien.

Que cada prenda, cada mensaje y cada encuentro que surja a través de Janua Caeli sea para gloria de Dios, para honra de la Santísima Virgen y para bien de las almas.


Inmaculado Corazón de María, sed la puerta del Cielo para nuestras familias y nuestro apostolado. Ruega por nosotras, y llévanos siempre a Jesús.

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